miércoles, 18 de noviembre de 2015

El vientre del anarquista (IV)

Abandonar tierra firme de vez en cuando. Mecerme en el viento y con él, batirme, sabiéndome pequeño. 
Sabiendo que la derrota está servida de antemano, pues la gravedad acabará imponiendo su ley. Al caer el sol.
¡Ah! Pero que dulce es la lucha cuando el viento ulula a través del suspentaje y la emoción corre libre por las venas.



(Pilot: @15Mmikel)



sábado, 24 de octubre de 2015

El vientre del anarquista (III)


Sobre un océano de espejo, bajo la noche sin estrellas, 
la luna zozobra tiñendo de plata la mano que acunó la tragedia.
Cientos de hormigas desfilan en anárquicas hileras. 
Frenéticamente hambrientas
avanzan negro sobre blanco. 
Una de ellas equivoca su bocado y muerde la piel de plata, 
y el último aliento del náufrago
revienta sobre la desgraciada.

tic, tac, t i c,  t a c,   t  i  c,   t  a  c,    t   i   c,     t     a     c…
    _ ¡El rey exhausto ha caído!
-Cantan las hormigas que van-.
tic, tac, t i c,  t a c,   t  i  c,   t  a  c,    t   i   c,     t     a     c…
    _ Por el latir del tiempo ha sido abducido.
-replican las hormigas vienen-.

El invierno se precipita, y con él, se desvanece el último fulgor de plata.


Amsterdam (@15Mmikel)



lunes, 31 de agosto de 2015

El vientre del anarquista (II)


Un paso tras otro, y otro y otro...
La vista gacha, concentrada, 
obcecándose contra el camino,
como queriendo impulsar
el cansino peregrinar.
¡No hay dolor, no hay dolor!
Obstinación.

El sol, rojizo como una brasa sobre el horizonte, 
incendia las últimas nubes del día.


Corça - (Lleida) Foto: @15Mmikel

miércoles, 22 de julio de 2015

El manuscrito (I)

Publicado en la revista EXCODRA nº XVIII. LA AMISTAD


La ciudad emergía de la noche entre rescoldos y sirenas. Antoine fue abatido, Josefine apresada. Yo soy un cobarde.

Ese fue el primer fragmento arrugado del manuscrito que encontré a los pies de la cama de la habitación 937… Pero empecemos mejor desde el principio: hacía poco más de un año que abandoné la redacción, mejor dicho, fui expulsada nuevamente de otro medio. En este desdichado país ya no quedaba lugar para el periodismo, desde luego no para mi, después de la que se montó con el ministro. Yo necesitaba resetear mi vida y necesitaba dinero con urgencia, así que acepté el trabajo de limpiadora nocturna en el hospital de la montaña que me consiguió Nastassja, una ex-prostituta con la que entablé amistad seis años atrás durante un reportaje, y con la que entonces compartía apartamento. No pagaban demasiado -en ningún sitio lo hacían-, pero al menos pasaría desapercibida y no tendría que soportar a censuradores machistas de mierda. Además, estar toda la noche ocupada era una manera estupenda de sobrellevar el maldito insomnio. Mi turno iba de doce de la noche a doce del medio día; durante la noche hacíamos los servicios comunes a precio fijo, y por el día, nos sacábamos un extra limpiando habitaciones las cuales cobrábamos por unidad.

¡Oh, Josefine! Aquella madrugada al otro lado del río, yo debí morir. Desde entonces no ha pasado un sólo día que...

Casi cada mañana, mientras hacía la habitación 937, encontraba un papelote arrugado junto a la cama con lo que parecía ser una especie de relato o confesión. Aquel paciente lo hacía a propósito, se hacía el dormido. La habitación 937 estaba ocupada únicamente por Leonard, un viejo de mirada oceánica. Ni siquiera la cicatriz que le quebraba el párpado afeaba la triste dulzura de sus ojos. El personaje y su misterioso juego de los papelitos me atrapó. Al fin y al cabo siempre he tenido buen olfato para no dejar escapar una buena historia. Cada día, me afanaba en terminar más rápido las labores de mi turno para pasar más tiempo con él. Leonard había perdido el habla tras su última intervención, pero se hacía entender muy bien con sus notas y con sus gestos.

     _¿No te estarás enamorado del viejales ese? -preguntó Nastassja con emoticono jocoso- Nena, lo tuyo es de película. ¡Juasss!
     _¿Por qué todas las putas sóis tan retorcidas? -le espeté picada- Nas, lo mío es sólo deformación profesional.
     _Y lo mío también, ¡no te jode! -contesto Nas con un sin fin de desternillantes emoticonos-.

Tras el segundo atentado consecutivo en una semana, todo se precipitó. El apagón de internet fue la señal. De un sólo golpe acabaron con todos nosotros. ¡Qué fácil les resultó! Estábamos siempre enganchados a nuestras pantallas, casi esclavizados diría yo. Todo estaba allí; nuestros contactos, nuestras aficiones, nuestras rutinas, nuestras alegrías, nuestras penas, nuestros romances, nuestros sueños… Nuestros planes. Lo sabían absolutamente todo de nosotros. De la noche a la mañana, nuestras mejores herramientas de agitación acabaron convirtiéndose en nuestra peor pesadilla. ¡Qué ingenuos fuimos! Sólo tres días tardaron en aplastarnos, tres larguísimos días de pánico y revolución muerta.

Ese viejo había participado en los hechos acaecidos dos décadas atrás y bautizados como el Noviembre Negro. De ahí su aversión a las pantallas y, esa manía suya de escribir en papel, sólo en papel. Manía de la que yo me burlaba con frecuencia en nuestras noches de complicidad. Lo reconozco, mi mundo se había derrumbado y me refugié en aquella habitación y en la empatía de Leonard. Su interés por lo que le contaba era sincero. Y yo, siempre he sido tan idiota…

     _Cariño, ándate con ojo. -me escribió Nas preocupada- Leonard es majo, pero esos papeles que siempre está escribiendo y guarda con tanto celo… Nena, a mi me parece todo muy raruno.
     _Gracias guapa. Aquí hay algo, lo sé: Leonard me dijo que ellos no tuvieron nada que ver con el atentado del U.E. Bank del Passeig de Gràcia. Que fue la excusa para sacarlos de las calles y de las instituciones que tras las últimas elecciones habían conquistado. Tranquila Nas, sé cuidarme, tomaré precauciones.
     _Pues espero que esas precauciones sean mejores que las que tomas para el corazón. -me soltó- El personal empieza a chismorrear. 
     _¡Bah tía! No empieces con eso otra vez. -Y salí del chat con un beso de despedida-.

 ¿Tú o los otros?, ¿tú o el bien común?, ¿yo, o lo que de mi se esperaba que hiciese?… Y esa noche, vapuleado por el estruendo escogí la segunda opción; pudrirme mezquinamente en mi cobardía.
Josefine, me queda poco tiempo...

Este fue el último retazo que me dejó de su historia. Leonard aprovechaba sus cada vez más espaciados momentos de consciencia para trabajar ensimismado en su escrito. De la parte emocional no logré sacarle gran cosa, la verdad: ¿qué sucedió al otro lado del río?, ¿qué tipo de relación tenían Leonard, Josefine y Antoine?, ¿cuál fue la cobardía o traición que atormentaba a Leonard? De estas cuestiones solía zafarse -a veces con tristeza- rotando en horizontal el dedo indice y señalándome el manuscrito. Más por necesidad propia que por táctica periodística, siempre acababa yo contándole mis miserias.

Una semana más tarde, en mi día libre, Nastassja me escribió alarmada desde el hospital:
     _¡Tu hombrecito no para de llamarte! Al final te vas a buscar un problema, niña.
No me lo pensé dos veces, me cambié de bragas, me enfundé en el vestido estampado corto y volé escaleras abajo, dejando agonizar tras la puerta del apartamento de Nas las últimas notas de piano de "Love Me Or Leave". No tardé mucho en llegar a la habitación 937. Leonard me entregó un sobre marrón con el manuscrito dentro y una dirección: Overtoom nº513. "¡Josefine, Josefine! ¡Busca a Josefine!", me gritaba con sus labios mudos aferrándose a mis manos. Estaba muy agitado esa noche. Lo abracé largo y acaricié su cabeza desnuda hasta que finalmente se durmió. Salí a la escalera de emergencia y me encendí un cigarrillo. La segunda calada fue tan profunda que me hizo toser. Escupí a la negrura y me quedé embobada contemplando como la tormenta eléctrica se batía en retirada mar adentro. Hacía frío, tiré la colilla por el mismo abismo que el escupitajo y regresé junto a Leonard. Acerqué la butaca a su cama y me dormí cogida de su mano.

La lluvia dejó el aire limpio, húmedo de mar. El alba se abría paso acribillando las últimas nubes moribundas, filtrando sus rayos por las rendijas de la persiana y haciendo que miles de motas de polvo fulgieran dentro de la habitación. Leonard levantó los brazos, cómo queriendo abrazar los diminutos soles que flotaban a su alrededor, y sonrió feliz.
Besé sus labios aún calientes, y salí de la habitación 937 atropellando a las enfermeras de guardia que en ese instante entraban por la puerta. Abandoné el hospital en una carrera ciega, sin rumbo… Corrí cuesta abajo, corrí hasta quedarme sin aliento, corrí hasta dar con mis rodillas en el andén de la estación, y entonces, apretando el manuscrito contra mi pecho, rompí a llorar. 

Ajenos a los ojos electrónicos que les desnudaban desde diferentes ángulos, una joven pareja se fundía en un ardiente abrazo de despedida. El aullido del tren anunciando su inminente partida rompió la escena. No, no podía abrir aquel sobre, aquellas palabras no me pertenecían. Y cogí ese mismo tren del norte. Camino de la frontera, camino de Josefine.

miércoles, 17 de junio de 2015

El vientre del anarquista (I)


Y corro hasta que el corazón desbocado se me sale por la boca.
Lo mastico, y de una dentellada le arranco un pedazo, que escupo, amargo.
Pisado contra el suelo le clavo cien puñales, ¡y todavía late el muy hijo de puta!
Abandono el pingajo a su suerte y reemprendo más ligero la huida, 
a pecho descubierto, horadado, por donde el viento burlón cuela su canción.
Y corro cual pequeño hámster en su noria; una vuelta tras otra hasta la rendición, 
¡por fin! Para mañana o pasado mañana, despertar, en el mismo punto de partida.




martes, 5 de mayo de 2015

Muros


Muros de engaño y vileza,
muros mediáticos,
infames ladrillos que se elevan
salvaguardan odiosos privilegios.

Muros defendidos por letales balas de goma
coronados de concertinas sangrantes
que hienden la piel, 
que hienden las carnes...

Muros castrantes,
de fe y tinieblas
de fronteras y patrias
de océanos traga vidas.

Muros que se agrietan con el paso de las batallas
-huellas vivas del desigual combate-
y por entre sus rendijas aflora, la vida
desterronando la tierra con las uñas.

¡Oíd!, es el viento, 
el viento que sopla.
A través de las rendijas viene silbando
y es como si los caídos, respiraran en sueños;

hacinados bajo la sombra de la muralla
yacen nuestros sueños rotos,
trepándolos vendrán otros
gritando viejas canciones.


Mediterraneo, nuestro muro de la vergüenza.
Fosa común de la Unión Europea.

martes, 14 de abril de 2015

A veces veo Gatopardismos

Al sistema se la repampinfla el bipartidismo existente. Cuando este deje de resultar sostenible y útil para salvaguardar los privilegios de las élites, lo enterrarán igual que han hecho con el monarca campechano o el virrey de Catalunya -Jordi Pujol-. Hemos visto como Podemos subió como la espuma gracias en gran medida a su presencia mediática, pero se acabó la broma, hasta aquí habéis llegado muchachos. Ahora es Ciudadanos quien goza de proyección mediática. ¿Serán Podemos y Ciudadanos los nuevos PsoE-PP?
Podemos es como la válvula de seguridad de una olla express; impide que la olla reviente liberando la sobrepresión.
El régimen debería dar las gracias de que Podemos exista y acepte sus amañadas reglas de juego canalizando la frustración y la ira de los desposeídos.
Del revolucionario "No nos representan" de las inflamadas plazas, hemos pasado a una esperanza electoral reformista que ha vaciado las calles desarbolándolas de activistas, ahora comprometidos en Podemos-Ganemos.
¿Qué pasará si estas nuevas fuerzas políticas no logran ganar las elecciones?, ¿y si ganan y no pueden implementar sus medidas?, ¿cómo gestionar tremebunda decepción?, ¿cuánto tardarán en convertirse en sistémicas, tal cual les sucedió a las organizaciones de izquierda que les precedieron y tanto aborrecen?
¿Qué estaría pasando ahora si estas iniciativas electorales no existiesen? Quizá hubiese aumentado la presión en la calle y con ello también la represión de la misma, y… Quién sabe si en tales circunstancias no hubiese caído ya el gobierno.


No, no me ilusiona un cambio basado únicamente en las urnas. Es cómo una película que ya hemos visto demasiadas veces y conocemos su final.
Y siento las calles tan vacías...


lunes, 19 de enero de 2015

Gracias, CIUTAT MORTA


Todos esos medios de comunicación y algunos de sus ilustres profesionales que ahora asoman la patita, ¿dónde han estado durante los últimos nueve años?
Esos mass media que ahora se han visto forzados a hablar del caso 4F a raíz del espectacular récord de audiencia de 'CIUTAT MORTA', no son otra cosa que un ladrillo más en ese muro que se resquebraja día a día. El mismo muro que el 15M cuestionó en las redes y en las calles.

Censuren lo que les venga en gana. Al final, la vida se abrirá paso cual torrente.

No tengo palabras suficientes para elogiar tan imprescindible trabajo. Por su valentía, por su tenacidad, por su ardua labor de investigación y porque además de todo ello, es una obra cinematográfica primorosa que rebosa rigor y respeto.
Pocas películas documentales provocan una experiencia colectiva similar. La primera vez que la vi, salí del cine y la ciudad me pareció terriblemente hostil. No me sentí a salvo hasta que llegué a casa. ¿Y sabéis lo que pasa...? Que nos podría haber sucedido a cualquiera.

Gracias Xapo, gracias Xavier, y gracias a todas aquellas personas y colectivos que de una u otra manera han contribuido a que 'CIUTAT MORTA' sea una realidad.


Artículo de Lucía Lijtmaer Por qué aterra 'Ciutat Morta':

Es imposible olvidar  Ciutat Morta una vez la ves. Si además eres barcelonés, es muy probable que la película te persiga por las calles, acechándote. Sería muy fácil decir que te quita un velo de delante de los ojos, pero más bien puede que te suceda lo contrario. De repente, sobre monumentos, esquinas, paseantes, hay algo pegajoso que lo cubre todo. Los ciudadanos que hayan visto la película, por primera vez emitida en la televisión pública catalana, deberán enfrentarse a todo ello. A lo siguiente:

1. El poder público como cómplice y encubridor de un caso de violencia y tortura policial tras las irregulares detenciones de cinco ciudadanos durante una pelea –que se saldó con un guardia urbano gravemente herido– en un antiguo teatro ocupado. Su posterior encarcelamiento habría podido ser evitado cuando el entonces alcalde Joan Clos relató tener conocimiento de un informe policial que probaría la inocencia de los detenidos. La posterior desaparición de ese informe hace evidente el necesario conocimiento e implicación del concejal de Seguridad y Movilidad Jordi Hereu (después alcalde), el exconcejal de Ciutat Vella Carles Martí y la exconsellera de Interior, Montserrat Tura.
2. El papel de la justicia: la jueza Carmen García Martínez, del Juzgado de Instrucción número 18 de Barcelona, envió a prisión provisional a los jóvenes Juan Pintos, Álex Cisternas y Rodrigo Lanza, que habían sido claramente torturados, y les privó de libertad durante dos años, a la espera de juicio, sin llegar a esclarecerse de qué se les acusaba. La Audiencia Provincial de Barcelona condenó en enero de 2008 a los detenidos –incluyendo a Patricia Heras, que no estaba presente en el lugar de los hechos– a penas de hasta cuatro años basándose exclusivamente en los testimonios de los policías presentes. La pena fue posteriormente aumentada a cinco años en el caso del detenido Rodrigo Lanza.
3. La policía: los agentes Bakari Samyang y Víctor Bayona, que torturaron a los acusados la noche del 4 de febrero de 2006, fueron los mismos que declararon como testigos en contra de los acusados durante la celebración del juicio. Posteriormente fueron condenados a prisión, con penas de más de dos años, por haber torturado en dependencias policiales a un joven de Trinidad y Tobago. Los agentes, de 34 y 38 años, acaban de obtener la jubilación. Recibirán una pensión vitalicia de entre 1.600 y 1.800 euros mensuales. Durante la proyección del documental el sábado pasado en la televisión pública, la reacción de Mossos d'Esquadra en las redes sociales  fue de mofa
4. Los médicos. De todo el metraje de Ciutat Morta el papel de los médicos en el Hospital del Mar supone un indicio aterrador: la llegada de unos veinteañeros sangrando y en estado de shock, custodiados por los agentes de la policía, es recibida con indiferencia por el personal médico del hospital, que no hacen preguntas ni dan señal de alarma.
5. Los medios de comunicación: con honrosas excepciones –quizás el más claro sea el de La Directa–, el caso 4F ha sido omitido de los medios catalanes. Esto ha continuado con la repercusión del documental, y ha llegado a extremos delirantes con la televisión pública catalana: TV3 desestimó la compra de la película incluso cuando fue premiada en Málaga. La presión ciudadana en las redes obligó a la cadena a asegurar que el documental se emitiría antes de que acabara 2014. Tras idas y venidas –que incluyeron la pregunta directa al director de Televisió de Catalunya sobre el retraso en emitir el documental, por parte del diputado de las CUP David Fernández en sesión parlamentaria–, la película ha sido emitida previa censura.
Si jueces, policía, representantes públicos, medios de comunicación y especialistas sanitarios omiten y, por tanto, se hacen cómplices de un caso así, ¿qué le queda a la ciudadanía?
Y entonces, el velo pegajoso que cubre la ciudad se revela. Lo que muestra, con su olor a muerte, es demasiado aterrador para ser olvidado.